La Importancia de la recuperación
No existe una belleza mayor en nuestro mundo, el del vino, que disfrutar de las retorcidas y sugerentes formas de una cepa vieja. Hay quien piensa en marketing; otros creemos que las viñas viejas marcan un diferencial de calidad.
El vino siempre ha tenido esa parte romántica, artística y cultural, además de la magia de estar unido profundamente a la tierra. Hacer un gran vino tiene como base fundamental proceder de una gran viña y cultivarla de manera precisa buscando la excelencia. Uno de los caminos a seguir en la búsqueda de estos enclaves únicos y especiales es guiarse por los viñedos antiguos. Que hoy sigan allí puede ser por puro azar o, seguramente, porque su calidad y afecto familiar han hecho que muchas veces por inercia, se hayan seguido cultivando.
El cuidado de estos viñedos y su gestión es la clave. Poda, abonado, trabajo y revitalización del suelo. Si un viñedo muy viejo es solamente explotado, al final, morirá. Pero labores de mantenimiento, revitalización y replantación pueden hacer que el viñedo se pueda mantener e incluso mejorar. Recuperar y cultivar viñas viejas es complejo porque requiere de mucha mano de obra, de transportes, de estudio, de conocimiento y de paciencia. Todo esto tiene sentido cuando conseguimos descifrar el acertijo y encontramos el camino de esas uvas para convertirse en un gran vino. La uniformidad de estilos del que veníamos hacía que algunas de estas viñas viejas, plantadas décadas atrás, no pudiesen ofrecer la concentración que se les exigía o la madera que pretendía domarlas.
Fernando Mora MW